domingo, 28 de septiembre de 2008

Aparentemente

Las apariencias engañan. De vez en cuando, conmueven nuestros sentidos y originan en nosotros emociones y sentimientos realmente inexplicables. Con el simple hecho de observar a una persona, esas apariencias que, inconscientemente, producen un estado de felicidad, misterio, nervios y cualquier cantidad de inquietudes que despiertan los cinco sentidos, en determinado momento, sin darnos cuenta, terminan por convencer de una u otra manera nuestra mente, nuestro cuerpo. Dominan nuestro sentido común, llegando a ocasionar algo: un estado de ánimo, un sentimiento o una conducta que se manifiesta con palabras, aptitudes, actos, entre otras cosas. Y aparentemente, a eso se le denomina, “amor”.

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